El 28 de enero se conmemora el Día Mundial por la Reducción de CO2, una fecha que busca sensibilizar a la población y a los gobiernos sobre la importancia de reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO2), el principal gas de efecto invernadero responsable del cambio climático. Este año, la efeméride coincide con avances significativos en la investigación científica, como los estudios realizados por el CETAM (Centro de Tecnologías Ambientales) y la expedición antártica ECA 61, que arrojan luz sobre el impacto de otro contaminante asociado al cambio climático, el carbono negro (black carbon-BC) y sus efectos sobre la criósfera Andina y la Antártica, el cual es hoy en día el segundo agente más potente de efecto invernadero después del CO2.
¿Qué es el CO2 y por qué es crucial reducirlo?

El dióxido de carbono (CO2) es un gas incoloro e inodoro que se libera principalmente por la quema de combustibles fósiles y biomasa, la deforestación y ciertos procesos industriales.
Aunque es natural en la atmósfera y esencial para la fotosíntesis, el aumento excesivo de sus concentraciones desde la Revolución Industrial ha intensificado el efecto invernadero natural del planeta, provocando un calentamiento global sin precedentes.
El impacto del carbono negro y la ECA 61
El CETAM ha centrado parte de sus investigaciones recientes en el BC un subproducto de la combustión incompleta que, al depositarse en la nieve y el hielo, acelera el derretimiento al reducir su capacidad de reflejar la radiación solar. Durante la expedición ECA 61 en la Antártica, los científicos han recolectado muestras de nieve para analizar la presencia de este contaminante y lo han medido también en el aire, para evaluar su potencial de calentamiento en relación con las emisiones de CO2. Este trabajo es clave para comprender cómo los aerosoles atmosféricos contribuyen al cambio climático, especialmente en regiones vulnerables como la Antártida.

Chile y el CO2: un análisis comparativo
Según datos recientes del Banco Mundial y Global Carbon Atlas, Chile emitió aproximadamente 4,96 toneladas de CO2 per cápita en 2022, una cifra que muestra una caída de 5,26% respecto a 2021, aunque se mantiene muy superior a otros países de nuestro continente, si bien Chile representa menos del 0,25% de las emisiones globales, su economía basada en energía fósil y actividades como la generación de energía con base a carbón (termoeléctricas) y la minería han contribuido significativamente a sus emisiones.

https://ourworldindata.org/grapher/co-emissions-per-capita
Estrategias de Chile para reducir el CO2
Chile ha asumido el ambicioso compromiso de alcanzar la carbono-neutralidad para 2050, marcando un camino hacia la sostenibilidad ambiental y económica. Este objetivo implica una reducción significativa de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) y otros gases de efecto invernadero mediante la implementación de tecnologías limpias y una transición progresiva hacia una economía baja en carbono. Para ello, el país ha adoptado un enfoque integral que abarca múltiples sectores y estrategias.
Uno de los pilares de este esfuerzo es la Ley Marco de Cambio Climático, promulgada en 2022, que establece metas concretas de mitigación y adaptación para sectores clave como el transporte, la industria y la agricultura. Esta legislación proporciona un marco regulatorio claro para guiar las acciones del país en el combate contra el cambio climático y fomentar una planificación estratégica a largo plazo.
En el ámbito energético, Chile ha incrementado significativamente la participación de energías renovables no convencionales en su matriz energética. El 62,0% de la capacidad instalada corresponde a estas fuentes (22,3% hidráulica; 24,1% solar; 13,0% eólico; 2,3% biomasa; y 0,3% geotérmica) mientras que el 38,0% corresponde a fuentes térmicas (13,0% carbón, 15,1% gas natural y 9,8% petróleo). Este cambio reduce las emisiones de CO2 contribuyendo a la mejora de la calidad del aire y a la mitigación del cambio climático.

Otra estrategia destacada es la descarbonización, que implica el cierre progresivo de plantas a carbón, con la meta de eliminarlas completamente para 2040. Este esfuerzo representa un paso crucial para reducir las emisiones más contaminantes y avanzar hacia un sistema energético más limpio y eficiente, según informa el ministerio de energía, entre junio 2019 y julio 2023 ya se han retirado 8 plantas termoeléctricas a carbón y este 2025, 7 unidades estarán disponibles para ser retiradas, junto a otras 5 que se reconvertirán, lo que representa el 71% de las unidades termoeléctricas a carbón del país.
En paralelo, el gobierno ha impulsado la electromovilidad como una solución para disminuir la contaminación urbana y las emisiones en el sector transporte. Se han implementado incentivos para promover el uso de vehículos eléctricos, incluyendo flotas de buses y taxis, que ya operan en ciudades como Santiago y Valparaíso, así como la instalación de infraestructuras de carga en lugares públicos. Estas iniciativas también buscan reducir la dependencia del petróleo y modernizar la infraestructura de transporte.
Finalmente, la reforestación y la conservación de ecosistemas desempeñan un papel central en las estrategias climáticas del país. La plantación de árboles y la protección de bosques nativos no solo ayudan a capturar CO2, sino que también contribuyen a la restauración de ecosistemas degradados, fortalecen la biodiversidad y mejoran los servicios ecosistémicos esenciales para las comunidades locales. En esta dirección destaca el trabajo realizado por proyectos como BioBennu a cargo de la Dra. Marcela Carvajal, investigadora asociada del Centro de Biotecnología (CB-DAL) y del Dr. Francisco Cereceda director del Centro de Tecnologías Ambientales (CETAM), ambos del Depto. de Química de la Universidad Técnica Federico Santa María (USM) quien junto a la investigadora también del CETAM, Ing. Agrónomo Ximena Fadic, están trabajando en técnicas de reactivación basadas en la incorporación de microrganismos y hongos, que prometen acelerar la recuperación de suelos afectados por incendios forestales.
En conjunto, estas acciones reflejan un compromiso decidido de Chile por enfrentar el cambio climático y liderar en la adopción de políticas sostenibles que beneficien tanto al medio ambiente como a la sociedad.
Cada acción individual cuenta en la reducción de las emisiones de CO2 y en la lucha contra el cambio climático. Optar por medios de transporte sostenibles, como caminar, andar en bicicleta o utilizar el transporte público, es una manera efectiva de disminuir nuestra huella de carbono. De igual forma, ahorrar energía apagando luces y dispositivos eléctricos cuando no se están utilizando contribuye significativamente a la eficiencia energética.
La adopción de hábitos sostenibles, como reducir, reutilizar, reciclar y reparar permite minimizar el desperdicio y disminuir la demanda de recursos naturales.
El Día Mundial por la Reducción de CO2 nos recuerda que, aunque el cambio climático es un desafío global, las soluciones también están en nuestras manos. Desde iniciativas gubernamentales hasta cambios en nuestro estilo de vida, cada acción suma para construir un futuro más sostenible.




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