El pasado 5 de marzo, el mundo conmemoró el Día Mundial de la Eficiencia Energética, una fecha clave para reflexionar sobre el uso responsable de la energía y su impacto en la sostenibilidad del planeta. En Chile, donde la demanda energética crece constantemente, mejorar la eficiencia en el consumo se ha convertido en una prioridad tanto para el sector público como privado.
Chile y la Transición Energética
Durante la última década, Chile ha avanzado significativamente en la diversificación de su matriz energética, promoviendo fuentes renovables como la solar y la eólica. Según un informe de Generadoras de Chile, con datos preliminares del Coordinador Eléctrico Nacional, en 2024 Chile alcanzó un récord de generación eléctrica con un 70% de origen renovable, posicionando al país como un referente regional en transición energética y sostenibilidad.
El Foro Económico Mundial también ha reconocido este progreso. Según su Energy Transition Index 2024, Chile ocupa el puesto 20 a nivel global, siendo el segundo país mejor posicionado de América Latina en cuanto a la descarbonización, solo detrás de Brasil. Además, Chile se ubica como el cuarto país con mayor avance en descarbonización desde 2015, con un incremento de 5.8 puntos en su índice. Este reconocimiento refuerza la afirmación de que Chile es un actor clave en la transición hacia una energía más limpia y sostenible.
Impacto de la Ley de Eficiencia Energética
En 2021, Chile promulgó la Ley de Eficiencia Energética (Ley N.º 21.305), estableciendo lineamientos para la gestión eficiente en sectores clave como el transporte, la industria y la edificación. Entre las medidas que establece la ley, se encuentran: Plan Nacional de Eficiencia Energética, Calificación energética de edificaciones, Estándares de eficiencia para vehículos, Incentivos para vehículos eléctricos y Obligaciones para los organismos del Estado. Entre sus disposiciones, la ley obliga a las grandes empresas consumidoras de energía a implementar sistemas de gestión eficiente y establece el etiquetado de eficiencia para vehículos y edificaciones, promoviendo una cultura de ahorro energético.
El Papel de la Ciudadanía en la Eficiencia Energética
Si bien las políticas públicas son fundamentales, el rol de la ciudadanía es igual de crucial. Medidas simples como el uso de ampolletas LED, el aislamiento térmico en viviendas y el aprovechamiento de la luz natural pueden reducir significativamente el consumo energético en los hogares chilenos. Además, la movilidad sustentable, con el fomento del transporte público y el uso de bicicletas, contribuye a disminuir la demanda de combustibles fósiles.
El corte masivo de luz en Chile: una llamada de atención
El reciente corte masivo de electricidad que afectó a gran parte de Chile el pasado 25 de febrero puso de manifiesto la vulnerabilidad de la infraestructura eléctrica nacional. Este apagón afectó a 14 de las 16 regiones del país, dejando sin suministro eléctrico al 98,5% de la población (más de 19 millones de personas). La falla se originó en la desconexión de la línea de transmisión Nueva Maitencillo-Nueva Pan de Azúcar, lo que provocó la interrupción en cascada de otras líneas clave del Sistema Eléctrico Nacional (SEN).
Según el Coordinador Eléctrico Nacional, el problema radicó en la vulnerabilidad de la infraestructura de transmisión, que no ha crecido al mismo ritmo que la generación de energías renovables, generando cuellos de botella que afectan la estabilidad del sistema. Este incidente resalta la importancia de que, como ciudadanos, adoptemos soluciones de energía renovable en nuestros hogares, no solo para contribuir a la sostenibilidad del planeta, sino también para aumentar nuestra autonomía energética y resiliencia ante futuras interrupciones del servicio.
Beneficios de la Energía Renovable en el Hogar
Implementar sistemas de energía renovable a nivel domiciliario, como paneles solares fotovoltaicos o pequeños aerogeneradores, ofrece múltiples ventajas:
Autonomía Energética: La capacidad de generar y almacenar nuestra propia energía reduce la dependencia de la red eléctrica nacional, permitiendo mantener operativos servicios esenciales durante cortes de energía, evitando la sobre exigencia a los sistemas centralizados y promoviendo la autonomía energética, estrategia clave en estos casos.
Ahorro Económico: Aunque la inversión inicial puede ser significativa, a largo plazo se traduce en una reducción de las facturas de electricidad. Además, existen programas gubernamentales que ofrecen subsidios y apoyo técnico para la instalación de estos sistemas.
Impacto Ambiental: Al utilizar fuentes limpias y renovables, descentralizando la generación y distribución de energía, no solo ayudamos a liberar la presión sobre el sistema centralizado que en un país tan largo como el nuestro es muy relevante, sino que además disminuimos nuestra huella de carbono y contribuimos a la mitigación del cambio climático. Incluso los ciudadanos que cuenten con sistemas de este tipo, pueden aportar la energía no utilizada o sobrante a la red centralizada robusteciendo la autonomía y la capacidad de la red eléctrica nacional.
Iniciativas Gubernamentales de Apoyo
Con respecto a esto, el gobierno chileno ha implementado programas como «Casa Solar», que facilita a las familias la adquisición de sistemas fotovoltaicos a precios más accesibles, gracias a compras agregadas y cofinanciamiento estatal variable para viviendas con un avalúo fiscal de hasta 3.000 UF. Estas iniciativas buscan fomentar la adopción de energías renovables a nivel residencial, promoviendo una cultura de eficiencia y autosuficiencia en el país.
Chile avanzando en energías renovables
El informe de Generadoras de Chile, también destaca que el dióxido de carbono (CO2) emitido por cada unidad de energía generada en la matriz eléctrica chilena ha disminuido significativamente en la última década. En 2013, el factor de emisiones era de 0,53 toneladas de CO2 por MWh, mientras que en 2024 se redujo a un promedio de 0,2 toneladas de CO2 por MWh.
Este cambio se debe a que, en 2013, el 45% de la energía en Chile se producía con carbón y solo el 30% provenía de fuentes renovables, principalmente hidroelectricidad. Durante la última década, se han retirado 1.679 MW de plantas a carbón y se han añadido más de 19.000 MW de nuevas plantas de energía renovable y sistemas de almacenamiento. Este progreso ha permitido reducir la participación del carbón al 14% y aumentar las energías renovables al 70%, disminuyendo el factor de emisiones en un 63% en comparación con 2013.
Chile lidera el proceso de descarbonización y es un ejemplo a nivel mundial, tal y como se mencionó anteriormente. Pero la transición energética no está asegurada y hay una serie de desafíos que son urgentes para abordar. Necesitamos terminar con las discusiones que entrampan los avances de la industria y del país -como lo es el proyecto de ley de ampliación del subsidio eléctrico, el que está solucionado en base al pilar del IVA-, para ponernos de acuerdo en lo que es relevante: cómo implementamos las condiciones para avanzar y acelerar el proceso de descarbonización progresivo, cómo mejoramos el sistema de permisos y los criterios de evaluación ambiental para invertir en más energías renovables y sistemas de almacenamiento; cómo agilizamos y aumentamos el desarrollo de las redes de transmisión que efectivamente sean necesarias; cómo reformamos el mercado eléctrico para operar con altos niveles de generación renovable de manera segura y eficiente, cómo aumentamos y mejoramos la capacidad de almacenamiento de energía en especial para las renovables y cómo reformamos el sistema de distribución para hacerlo más resiliente permitiendo la electrificación continua de los consumos. En definitiva, trabajar de verdad en una transición energética eficiente, responsable y segura para todos
El futuro de la energía en Chile
La eficiencia energética y el uso de energías renovables son pilares fundamentales en el camino hacia un futuro sostenible para Chile y el mundo. Las políticas implementadas, junto con la participación de la ciudadanía, son esenciales para continuar reduciendo nuestra huella de carbono y diversificar la matriz energética del país. A medida que Chile continúa avanzando en su proceso de descarbonización, es crucial abordar desafíos como la agilización de permisos, la mejora de la infraestructura de transmisión y la reforma del mercado eléctrico. Solo mediante un esfuerzo conjunto y sostenido, Chile podrá consolidarse como un líder mundial en sostenibilidad energética y asegurar un entorno más limpio y seguro para las futuras generaciones.



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