El Día Mundial del Medio Ambiente, se celebra cada 5 de junio, el 2025 y este año se centra en la urgente lucha contra la contaminación por plásticos, bajo el lema #BeatPlasticPollution. Esta problemática se ha consolidado como una faceta crítica de la denominada triple crisis planetaria: el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación ambiental generalizada. En este escenario global, Chile emerge como un territorio de singular relevancia. Su geografía diversa y su inherente vulnerabilidad lo exponen a desafíos ambientales de gran magnitud, un contexto en el cual instituciones como el Centro de Tecnologías Ambientales (CETAM) de la Universidad Técnica Federico Santa María (UTFSM) desempeñan un papel fundamental en la investigación y la búsqueda de soluciones innovadoras y sostenibles.

Chile es un país excepcionalmente vulnerable a los impactos del cambio climático; se estima que casi un tercio de su vasto territorio está expuesto a múltiples peligros de origen climático. Si bien se han logrado avances significativos en la protección de áreas naturales, tanto un 22% del territorio continental como un 46,64% de nuestra Zona Económica Exclusiva (ZEE) marina son áreas protegidas, la nación enfrenta presiones ambientales críticas. Entre ellas, destaca una severa crisis hídrica, producto de más de una década de megasequía (con déficits pluviométricos de entre 25-30%) que ha afectado con particular intensidad a la zona central. A esta crisis se suma el retroceso acelerado de los glaciares andinos, una preocupación mayor si se considera que Chile alberga el 75% de estas masas de hielo presentes en Sudamérica. Según el Inventario Público de Glaciares de 2022, existen 26.169 glaciares en el país, lo que representa aproximadamente un 2,8% de la superficie nacional; sin embargo, la evidencia científica confirma una pérdida generalizada de masa glaciar. Casos emblemáticos son el Glaciar Olivares Alfa (GOA) en la zona central de los Andes, que ha perdido el 69% de su masa en los últimos 64 años y en la Patagonia, el Glaciar Grey, que retrocedió 12,94 kilómetros cuadrados entre 1986 y 2022. Aunque el cambio climático es el principal responsable de este fenómeno, las actividades humanas locales, especialmente la minería, también han tenido un impacto significativo, nuestras investigaciones han permitido desacoplar el efecto del cambio climático global de los efectos antrópicos locales y en el caso del GOA, la actividad minera en las cercanías del este glaciar hemos calculado que es responsables del 82 % de su pérdida de masa en los últimos años. Por otra parte, se estima que entre 1990 y 2008, en la cuenca del río Aconcagua, esta industria ha contribuido a la desaparición de 2,1 kilómetros cuadrados de glaciares .

Paralelamente, la contaminación atmosférica persiste como un problema grave, especialmente en las ciudades del norte asociada a material particulado atmosférico (PM) con altas concentraciones de metales pesados, en gran medida debido a la resuspensión del “polvo” proveniente de residuos industriales sólidos, donde destacan los relaves mineros. Por otra parte, las principales fuentes de este contaminante (PM), en el centro y sur del país, son la quema de leña para calefacción, las emisiones industriales y el transporte vehicular. Las denominadas «Zonas de Sacrificio», como Quintero-Puchuncaví, Huasco y Coronel, caracterizadas por una alta concentración de actividad industrial (termoeléctricas, fundiciones), sufren impactos severos en la salud pública y en sus ecosistemas debido a la liberación de contaminantes como material particulado fino (MP2.5​), black carbon (BC), dióxido de azufre (SO2​), hidrocarburos aromáticos y metales pesados. A esta compleja trama de contaminación localizada se suma la creciente amenaza global de la contaminación por plásticos y de forma más peligrosa, por microplásticos, partículas diminutas detectadas en múltiples matrices ambientales y con un potencial impacto aún en estudio sobre la salud humana y ambiental.

En este desafiante panorama, el Centro de Tecnologías Ambientales (CETAM) se erige como un actor científico de vanguardia. Su misión es desarrollar investigación y tecnologías ambientales para abordar los problemas derivados del desarrollo humano, con un énfasis particular en los contaminantes químicos. Su visión lo proyecta como un referente nacional e internacional en la medición confiable de la calidad química y toxicológica de estos contaminantes presentes en distintas matrices ambientales. CETAM se ha focalizado en el combate y la concientización de la contaminación por microplásticos, estudiando su presencia en diversas matrices como agua de mar, lagos, ríos, nieve, hielo y aire. Para ello, CETAM ha colaborado con instituciones nacionales como la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso PUCV e internacionales de prestigio como el Centre for Environmental Science in Saitama (CESS) y la Hiroshima University de Japón. El centro ha organizado seminarios internacionales y actividades de muestreo, como las realizadas en la playa Caleta Portales, con el fin de evaluar la magnitud de la contaminación y sensibilizar a la comunidad. Esta investigación es crucial para dimensionar el problema de los microplásticos y desarrollar estrategias efectivas de mitigación.

En el ámbito de la contaminación atmosférica, CETAM, bajo el liderazgo del Dr. Francisco Cereceda, Director del CETAM y Profesor Titular del Departamento de Química de la Universidad Técnica Federico Santa María, desarrolla estudios pioneros sobre el ozono troposférico (O3​) y los aerosoles atmosféricos, incluyendo BC, en la alta Cordillera de los Andes. Utilizando los laboratorio-refugio NUNATAK-1, ubicado en Portillo a 3000 msnm (cuenca de Aconcagua) y  el NUNATAK-2, ubicado en el embalse el Yeso a 2.500 msnm (cuenca del Maipo). Estratégicamente en Portillo y mediante el lanzamiento de globos sonda a la estratósfera (capaces de alcanzar hasta 35 km de altitud), CETAM en colaboración con el ICE-4 del Centro de Investigaciones de Jülich, Alemania, han realizado hallazgos sorprendentes: la zona cordillerana de Portillo presenta concentraciones de O3​​ troposférico superiores a las registradas en ciudades altamente contaminadas como Santiago. Actualmente, se investigan diversas hipótesis para explicar este fenómeno, incluyendo el transporte de contaminantes precursores o de O3​ ya formado (envejecido) desde zonas urbanas como Santiago o la zona de Puchuncaví Quintero y/o las propias emisiones generadas por el intenso tráfico vehicular en el paso fronterizo Los Libertadores. Estos descubrimientos son fundamentales para comprender la compleja dinámica de la dispersión de contaminantes y sus impactos en ecosistemas sensibles de la cordillera de los Andes y sus valles, incluyendo la agricultura.

La criósfera, componente vital del sistema climático andino y reserva estratégica de agua, es otro foco prioritario para CETAM. El centro lidera el proyecto Anillo Aconcagua ACT210021, financiado por la ANID, que investiga los efectos del cambio climático en la Cordillera de Los Andes, con especial atención a las cuencas del Aconcagua y del Maipo. Una iniciativa emblemática en esta línea es el proyecto NUNATAK-CHILE, un laboratorio natural móvil y autónomo diseñado para el monitoreo de glaciares y su entorno, con el fin de comprender las interacciones entre la criósfera y la atmósfera, para determinar el transporte de aerosoles atmosféricos, incluido BC, hasta las altas cumbres de los Andes. Complementariamente, CETAM organiza la Escuela de Invierno en Ciencias Criosféricas, un espacio de formación para nuevas generaciones de investigadores, centrado en temas como los efectos de contaminantes como el Black Carbon en el derretimiento de los glaciares.

A estos aportes se suma una línea de trabajo desarrollada por CETAM en conjunto con el centro de Biotecnología CB-DAL de la misma universidad, liderada por la Dra. Marcela Carvajal, el Dr. Francisco Cereceda y la Ing. Agr. Ximena Fadic, la cual está enfocada en la biorremediación de suelos contaminados por metales pesados, para esto se ha ocupado una estrategia de “soluciones basadas en la naturaleza” (SBN). Luego de una exhaustiva búsqueda y análisis de microorganismos con potenciales capacidades para tolerar altas concentraciones de metales pesados, realizada en la zona industrial de Quintero-Puchuncaví-Ventanas, se han seleccionado cepas de hongos filamentosos, que presentan capacidades para reducir la concentración de algunos metales como Cu, As, Pb, entre otros, en suelos contaminados. Esta estrategia de biorremediación realizada en conjunto con CODELCO-Ventanas, ya ha pasado por pruebas de laboratorio y en microcosmos, con excelentes resultados y se está a la espera de las pruebas de campo bajo condiciones reales en los sitios contaminados por actividades mineras.

Basada en la misma estrategia antes mencionada, CETAM y CBDAL, están desarrollando proyectos orientados a la recuperación de suelos devastados por incendios forestales, una problemática creciente en Chile. Fruto de los proyectos antes mencionados se ha desarrollado un bioproducto llamado Biobennu, formulado a base de hongos, con el objetivo de regenerar la vida en los suelos afectados por incendios. Este innovador enfoque de SBN busca restaurar la salud del suelo, favoreciendo la reactivación microbiológica y la recuperación de ecosistemas degradados, combinando ciencia, sostenibilidad y resiliencia ecológica.

El futuro ambiental de Chile se presenta como un camino complejo, marcado por desafíos persistentes, pero también por oportunidades y un creciente compromiso hacia la sostenibilidad. La crisis hídrica, intensificada por el cambio climático, continuará siendo una preocupación central; proyecciones globales indican que hacia 2050, tres de cada cuatro habitantes del planeta podrían verse afectados por sequías. Para Chile, esto implica la necesidad ineludible de asegurar el suministro de agua para consumo humano, agricultura y ecosistemas. En la gestión de residuos, el país enfrenta el reto de mejorar sus tasas de reciclaje, actualmente por debajo del promedio de la OCDE, lo que requiere fortalecer la infraestructura y la educación ambiental. La Ley Marco de Cambio Climático y la Estrategia Climática de Largo Plazo (ECLP2050) trazan una hoja de ruta ambiciosa, con metas como un 80% de generación eléctrica renovable para 2030, y la carbono neutralidad para 2050.

La consecución de estas metas dependerá de una articulación efectiva entre ciencia, tecnología, políticas públicas y acción ciudadana. La investigación científica y la innovación, como la que impulsa CETAM, son fundamentales para lograr estos objetivos.

Chile, con su singular vulnerabilidad y sus complejos desafíos ambientales, se encuentra en una encrucijada. La labor de CETAM es insustituible, el generar conocimientos de vanguardia sobre microplásticos, contaminación atmosférica andina, recuperación de suelos, impacto de los incendios forestales y la dinámica de la criósfera es esencial para una toma de decisiones basada en ciencia. Si bien el país cuenta con un marco normativo ambicioso, la transición hacia la sostenibilidad real exige una implementación acelerada, transformaciones productivas profundas además de una coherencia entre los objetivos ambientales y el desarrollo económico. El llamado global este Día Mundial del Medio Ambiente resuena con especial urgencia en nuestro país, interpelando su capacidad para construir un futuro donde el desarrollo y la protección ambiental se refuercen mutuamente.

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